Luego de llegar del viaje de Río nos encontramos con la sorpresa que en la posada los viernes realizaban una fiesta al lado de la piscina con profesor de baile y todo.
En realidad la fiesta era un motivación a compartir y a tomarse una caipirhina. Como era de esparar cobraban aparte 15 reales por el derecho a sentarse y a una caipirhina, lo cual me llevo a una pequeña diferencia de opinión con mi sra, había una banda que tocaba música brasileña (samba, axé o funky brasileño y otras cosas) y dos profesores de baile tipo fabrizzio en versiòn morena.
El ambiente rápidamente se alegró y fue una noche bastante agradable después de todo.
El sábado y domingo fueron días de playa, descanso y de las compras finales (básicamente regalos de navidad para los seres queridos y familiares).
Lo atractivo de los últimos dos días fueron las tormentas eléctricas que se vivieron en las noches. Primera vez que camino por la calle viendo una tormenta eléctrica acercarse y a un rayo iluminar la noche. Emocionante y hermoso.
Luego de varias horas de viaje volvimos al calor seco de Santiago, nuestro viaje por Buzios había terminado.
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