Ayer junto con unos amigos que no veía hace tiempo, al calor de unos tragos y de la alegría de verlos, divagamos en torno a los compromisos y las metas autoimpuestas.
Al hablar de relaciones de pareja es fácil caer en etiquetas: "andar", "pololear", "convivir", "mi pareja/mi esposa" las que intentan definir las etapas de una relación en función del compromiso hacia el otro asumido en cada una de ellas.
Muchas veces la transición entre una etapa y otra no es clara ni definida. A muchos les ha pasado que luego de empezar a "andar" con alguien, al presentarlo a un tercero lo hacemos con un "te presento a mi pololo/a..."
En casarse (u optar por vivir con alguien) para mi es el penúltimo nivel de compromiso que se adquiere en una relación de pareja (por que el mayor compromiso es tener hijos...) . Este paso, que a algunos asusta en demasía, no consiste en comprometerse a estar toda la vida con el otro, sino a dar lo mejor de uno, en las buenas y malas, por el proyecto de vida común que la pareja a decidido tener.
Haciendo una analogía con un crédito hipotecario, uno no sabe si podrá pagar la cuota durante los 25 años, pero cuando se toma un crédito de este estilo se compromete a luchar por pagar mes a mes.
Al igual que en la analogía, Claudia y yo hemos logrado llegar a los 4 años juntos luchando por pagar cada mes la cuota de esfuerzo/cariño/paciencia que el compromiso matrimonial que optamos por tener nos exige. En un par de meses más deberemos comenzar a luchar por pagar las cuotas del crédito hipotecario que hemos pedido al decidirnos a comprarnos un depto (el de la foto) y asumir otro compromiso que nos permitirá seguir avanzando en el proyecto de vida que tenemos.
2 comentarios:
Felicitaciones por el depto, es una decisión muy importante que han tomado.
Pope ha vuelto a escribir. Felicitaciones por eso. Arrendar es una soberana estupidez. Es verdad que un hipotecario de 25 o 30 años da miedo, quien sabe donde estaremos en ese lapso de tiempo. Pero en fin, no queda no queda otra.
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