24 octubre 2006

Vuelta a Chile

El primero domingo fui a la catedral de la Sal, mina subterranea adornada con motivos cristianos en forma de un largo camino que te lleva a una estructura de Iglesia bajo 2 o 3 niveles del suelo.

La segunda y tercera semanas de mi estadía en Bogotá fueron más tranquilas, acostumbrado a la ciudad (a sus ritmos, cambios de luces y gente) ya salía tranquilamente y recorría calles, lugares y sitios conociendo y disfrutando de la estadía en ella.

Pese a este acostumbramiento, a las dos semanas ya necesitaba venir a Chile, para ver a Claudia, para estar en casa y dormir en mi cama, y para disfrutar de la comida chilena. El síndrome de abtinencia de mi país me tenía bastante nervioso los últimos días.
Es la primera vez que extraño tanto a Chile y lo que implica, las causas son variadas pero ninguna está asociada a Bogotá y a su gente. Básicamente era la primera vez que estaba 18 días fuera desde que me había casado, extrañaba a mi sra y a mi mascota, mis mañas no habían podido satisfacerse en Colombia (sin comics, té verde, libros, PS2 o cartas que revisar al llegar la noche) y como buen uraño/autista ya quería volver a lo siempre conocido.

Me sorprendí al ver que era tan mañoso y dependiente de mis hábitos ya adquiridos (lo instuía pero esto fue una demostración empírica).

La necesidad de compartir/pelear con Claudia, de sacar a Floppy y de ver mis revistas fue mayor que la tranquilidad/comodidad momentanea e ilusa que me proveía vivir en un hotel y gastar dinero que no dolía (por ser dieta o biático).

Luego de 18 días en Bogotá volví a Chile y lo primero que hice fue tomar una buena once con té (con agua recién hervida) y un pan batido con palta hass...
Como los extrañaba!!!

1 comentario:

Carlos Y. dijo...

Hey!.
Interesante blog.
Ahh..yo también estoy en Stgo. por trabajo!